jueves, 7 de mayo de 2015

Carta de un Rondeño: Partida de ajedrez.

Buenas:
Os mostramos una carta que nos ha remitido por las Redes Sociales un amigo de A.P.R.

Partida de ajedrez.

Las elecciones locales son el máximo exponente de representatividad al que puede aspirar un ciudadano. Es tanta su importancia, que NO debemos votar bajo los impulsos políticos a los que nos llevan los sentimientos tradicionales. Debemos votar con raciocinio para buscar nuestro interés como ciudad.

En esta votación rondeña no elegimos al Sr. Rajoy o al Sr. Sánchez, no debemos influenciarnos por las tertulias en programas de emisión nacional donde las generalidades y la falta de concreción hacen que nuestras simpatías vayan en una u otra dirección. NO. Las elecciones locales nos afectan directamente. Nos influyen personalmente. Nos pueden ayudar laboralmente. Son nuestro futuro. Son el presente de nuestros hijos, hermanas, padres…


Es la ciudad de Ronda la que elige. Los partidos tradicionales tienen una estructura piramidal por la cual reciben directrices y órdenes concretas de obligado cumplimiento del superior que está en la cúspide; es decir, en manos de los grandes partidos Ronda sería sólo un simple peón más en el tablero de ajedrez de esa partida que se disputa en Andalucía y España; un peón al que no se dudará en sacrificar al ostracismo, la parálisis o el canje por una pieza más valiosa. Debemos entender que por encima del clásico discurso izquierda-derecha, los intereses a defender deben ser los de los rondeños, no los de los partidos.

Para situar a Ronda lejos de la secundaria y gris misión que actualmente se le otorga en la electoral partida de ajedrez, hacen falta rasgos imprescindibles de liderazgo: empatía con la realidad ciudadana, conocimientos del entramado administrativo y valor para enfrentarse a partidos políticos-administraciones por el bien común. 

Estos rasgos , aplicándolos a la REALIDAD, abarcan desde el conocimiento de la situación actual de la ciudad (el sentir del rondeño de a pié sin trabajo, el agravio del comerciante al que suben los impuestos, los más desfavorecidos a los que sus hogares pretenden arrebatar) al saber cómo solucionar sus problemas teniendo el valor para hacerlo. Hay que conocer cada barrio, cada calle y cada esquina; hay que atreverse a levantar la voz, realizar propuestas lógicas, pisar el asfalto codo con codo con los rondeños y pelear por Ronda sin ataduras.

Ese liderazgo sólo lo garantiza el Sr. Antonio Marín Lara. No porque en sus años de alcalde se hicieran más obras, modernizase la ciudad y se diera más trabajo que en la última legislatura…en Ronda. Ni porque no haya un rondeño que no lo viese supervisando personalmente, a cualquier hora y día, los proyectos, obras y mejoras que se hacían… en Ronda. Tampoco porque demostrara el valor de enfrentarse a peligrosos poderes políticos, aún a costa del sufrimiento personal, por evitar que se bloqueasen grandes obras y proyectos… en Ronda. Ni siquiera, con la importancia que tiene hoy en día, el que no necesite un cargo en el Ayuntamiento al que aferrarse para vivir, dado que tiene con su esfuerzo un prestigioso despacho de abogados.

Esas razones las conocemos todos, son incuestionables y sirven para reforzar su agrupación A.P.R. Pero no, nuestra profunda convicción de que el liderazgo que necesita la ciudad sólo lo garantiza el Sr Marín Lara se fundamenta en algo más profundo y olvidado, en aquello nos enseñó el ilustre rondeño Francisco Giner de los Ríos: los ciudadanos deben ser dueños de sí mismos. 


Ronda debe ser dueña de sí misma. Vamos a votar a Toti (como le gusta que le llamen sus vecinos) candidato de A.P.R. porque sabemos que es el único capaz de devolver a Ronda al emplazamiento que le corresponde por historia, riqueza y carácter de sus habitantes; porque antepone a los rondeños a su propia persona, es el líder que no se frenará ante nada ni ante nadie para dar un golpe en la mesa y colocarnos en el centro del tablero , donde se ganan las partidas. 


Toti, como ya hizo en el pasado, situará a Ronda por encima del resto de piezas en este juego de poderes electorales; le devolverá el prestigio como única dueña de su destino, como dueña de sí misma, transformándola de simple peón olvidado a lo que nunca debió dejar de ser: la Reina en el tablero de ajedrez.